Hace una semana aproveché para ir a unos huertos de naranjos cercanos abandonados de un amigo. Los terrenos son un caladero ideal de futuras promesas bonsái, terreno fértil, poco profundo y pedregoso que facilitan los primeros esbozos de unos buenos nebari que a primera vista parecen majos. Salieron los ejemplares de la tierra fácilmente aprovechando la humedad de las últimas lluvias. Me contenté con dos acebuches que engrosaran, tras el rescate, la armada.
8-II-2022
Han pasado más de dos años de la recuperación de estos dos ejemplares, el más grande ellos fue sacado de su maceta de plástico e implantado en una maceta muy maja de terracota conde estará muy a gusto unos cuantos años...que le aproveche.
Tras quitar de en medio la tierra volcánica aparecieron las raíces que se trabajaron.
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