Tras el confinamiento

Tras el largo confinamiento pude ver los bonsai. Más de dos meses al albur de un gotero que a veces falla, por culpa de la cal que puede obstruir los estrechos conductos por los que se desplaza el agua calcárea en estas zonas mediterráneas, de un gato que se le ocurre atravesar una zona vedada en una de sus correrías nocturnas o al mastín español que simplemente se le ocurre olisquear con su enorme hocico la zona, pueden ser causas de caídas de goteros, y por consiguiente la desviación del curso del agua, produciendo un drama vegetal si no se tiene el suficiente cuidado en las revisiones periódicas a los bonsai. Alguno cayó en este largo período de abandono al albur.

Aquí tenemos al primer ejemplar trabajado hoy, tras esta prueba. Se trata, no podía ser de otra manera de un olmo (Ulmus)


Aquí vemos al ejemplar de Ulmus visto desde diferentes ópticas, como se puede apreciar tiene varias cicatrices importantes, fruto de su vida en la vera de un camino por donde solían pasar segadoras de forma regular.



Desde esta perspectiva se visualizan mejor las antiguas heridas, tratadas con carbonato cálcico para perfeccionar la madera seca y evitar el ataque de los parásitos. Se suele tratar cada tres meses-
La idea es aprovechar una rama del pequeño brote del Ulmus de la derecha para luego hacer una perforación en el tronco, y a modo de esqueje, introducir una de las ramas del brote que se ve en el hueco perforado en el tronco grueso perforado, para de esta forma hacer una rama más inferior. Quizás así se estimule más la formación de madera en el ya de por si maltrecho tranco del olmo. Pero todo esto será contado en la próxima primavera, cuando los brotes estén empezando a germinar. Ahora ya hace demasiado calor, el confinamiento nos hizo perder demasiado tiempo. 

P.D: Este olmo fue el comentado en la publicación del 23-II-2020 (Inicio de trasplantes). Parece ser que fue trabajado con éxito, pues brotó, le costo brotar, pero al final echó las yemas de los brotes.



Luego tenemos más olmos, este ejemplar recuperado de un terreno baldío, quizás destinado a ser arrancado para construir un edificio o hacer una huerta. Es de tamaño más menudo que el anterior, estuvo plantado posteriormente a su recuperación en una maceta de plástico durante 3-4 años con tierra arcillosa, hasta que nos atrevimos a plantar en una maceta de terracota con tierra volcánica.
Aquí está tras brotar en los primeros días de mayo, falta arreglarlo un poco.




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